miércoles, abril 05, 2006

LA SALUD NO ES UNA MERCANCIA


Aristo Cartessi

Como siempre ocurre en la historia, los temas fundamentales se sitúan en el debate o en el silencio en forma alternada. El silencio es conveniente para quienes se benefician. La discusión abre las esperanzas de aquellos que son objeto de injusticias o abusos.

En Chile en estos días se encuentra en el tapete público el asunto del sistema privado de salud y la reciente alza anunciada, de un 2.71% para cinco o seis empresas que representan más de cuatro quintos de la oferta total privada.

Este incremento, la inseguridad del trabajo -informada en varios estudios- y el bajo impacto de las protestas de los más pobres en las decisiones superiores, hace de esta apreciación de los precios un problema social y económico no menor para muchos ciudadanos y una alerta a la recientemente electa mandataria, Michelle Bachelet, para hacer de este hito una oportunidad inmensa de disminuir las inequidades e injusticias.

Lo más trascendente del debate debe situarse, sin temor alguno, en que la salud, en las sociedades modernas, es un derecho y un beneficio de orden humanitario. Es decir, independientemente del rango patrimonial de cada individuo, todos tienen el derecho a acceder a una salud de buena calidad.

La salud tiene un costo, es cierto, pero este no la transforma en una mercancia. El costo es el tamaño del esfuerzo que la sociedad en su conjunto debe asumir. En este orden, los más afortunados deben contribuir para socorrer a quienes no tienen recursos suficientes.

El factor determinante es que tanto autoridades como privados y muchos pensadores del mundo intelectual y académico, tienen el switch del neoliberalismo exacerbado y no lograrán ver que es necesario sembrar enormes cantidades de solidaridad, afecto y humanidad, para lograr una sociedad más justa y en camino de constante perfección. Quién sabe si es mucho pedir.AC