viernes, abril 21, 2006

EL EQUILIBRIO, UN IDEAL HUMANO

Aristo Cartessi

El equilibrio es y ha sido una constante entre las búsquedas atávicas del hombre. Desde la más remota memoria se le ha buscado en todos los campos de interés del intelecto y en todas las facetas de la sociedad organizada.

En todas las líneas del conocimiento observamos formulaciones referentes a la búsqueda del equilibrio: estequiométrico, ácido-base, estático, dinámico, de poderes, de representatividad. Hoy observamos esta pulsión en lo que está ocurriendo en el mercado del cobre y el valor de la divisa norteamericana dentro de nuestras fronteras.

Por una parte, durante el ascenso inicial, Hacienda sonreía ampliamente, el presupuesto se había construido sobre un valor estimado sustantivamente inferior al observado en los mercados reales. Al superar la barrera de los 3 US$/Lb la cosa "empeoró": La amenaza de sustitutos al metal rojo comienza a emerger. El tipo de cambio del dolar comienza a caer estrepitosamente.

Por un lado, el hombre de la calle y doña Juanita pueden concretar, quizás (si tienen trabajo...y estable) la compra de algún bien deseado (esperamos que de real utilidad y no simplemente superfluo arrastrados por el consumismo rabioso), al igual que los importadores que verían crecer sus volumenes de negocios. Pero, como nada es completamente feliz o de consenso total, surgen paulatinamente los ruidos desde las filas de los exportadores, que, dicen, un tipo de cambio así les perjudicará tanto que, como siempre, "deberán tomar medidas" (habitualmente despidos y reducciones de planilla, rara vez disminución de dividendos o de remuneraciones de las grandes rentas directivas o gerenciales y casi nunca la venta o enajenación del Mercedes).

Comienzan a insinuar estas decisiones, sin embargo, todos podríamos entender y aceptarlas, siempre y cuando hubieramos observado en los momentos de vacas gordas la reacción inversa: incremento de puestos de trabajo e incrementos reales de las remuneraciones, proporcionales al crecimiento. Lamentablemente siempre se nivela hacia abajo: la gran masa de trabajadores con poca o escasa calificación. El caso particular de los salmoneros: el precio internacional se ha elevado en una tasa que bordea el 25% y el dólar (en el mismo intervalo) ha caído un 13% y fracción. Todo bien si antes de la caída una proporción de ese 25% -aparte de inversiones y toma de beneficios- hubiera ido a parar a los bolsillos de los trabajadores de las plantas y criaderos. Bastaría con incorporar un delta variable que se ajustara automáticamente a las sinusoides de los resultados, y ningún alma sentiría la angustia de la inseguridad o el oprobio del desempleo. Al final las empresas son "compañías", grupos humanos integrados en busca de la creación de valor...para todos.

No puedo creer que hayamos llegado a este punto, en que el ídolo del dinero haya superado a la solidaridad y fraternidad que, estos mismos hombres invocan en cada liturgia semanal en los distintos templos y liturgias, de también distintas confesiones. Sí creo, y firmemente, que la única conducta que garantiza un futuro de felicidad a todos nuestros connacionales, definitivamente es...poner la carreta detrás de los bueyes.AC

lunes, abril 17, 2006



BONOS CODELCO Y OTROS CHILENOS


Aristo Cartessi

Hace unos días el ex Presidente Ejecutivo de la Corporación del Cobre de Chile, democratacristiano, católico y por ende testimonio de La Palabra (de Jesús), salió a la palestra en los medios locales para argumentar los bonos entregados a cierto número de ejecutivos de la compañía cuprífera chilena.

Revisando los grandes números, que pueden darnos sorpresas y valiosos hallazgos, el ex alto ejecutivo afirma que en los años 2003, 2004 y 2006 (con cargo al ejercicio fiscal 2005) se distribuyeron en moneda nacional (pesos chilenos)y expresado en miles de pesos (M$) 5.600, 6.900 y 9.100 a cada uno de los beneficiados en su oportunidad. En el último año (2005) este premio benefició a 220 altos ejecutivos de la empresa estatal.

Si se extrapola a los años anteriores señalados el mismo número (220) y suponiendo que ninguno se repite, se podría afirmar que 660 personas recibieron un total de M$ 4.752.000 por este concepto. Si ahora tomamos que en la República de Chile existe un salario mínimo garantizado por ley de M$128 mensuales (US$ 200), y lo relacionamos con las cifras anteriores, observamos una asimetría nada de alentadora: El monto total distribuido en esos tres años hubiera permitido otorgar un "bono" a ¡¡37.125!! personas en pobreza.

Si Chile quiere mantener su liderazgo en América Latina necesariamente debe introducir reformas para profundizar su "democracia", corresponderse con los valores propios de un país "católico" y usar sus resultados económicos para financiar los idearios sociales de un gobierno "socialista"... el hábito no hace al monje. AC

lunes, abril 10, 2006

POSTERGACIÓN DEL CONSUMO


Aristo Cartessi

La economía, un poco ciencia -por cuanto algunos de sus fundamentos cumplen los preceptos científicos: a las mismas condiciones de las variables independientes los mismos resultados o variables dependientes, en una relación funcional específica-, un poco técnica -pues usa herramientas derivadas de las ciencias- y mucho de estimación - modelos econométricos, técnicas de proyección y regresiones de variados tipos, sigue una constante del hombre: intentar predecir el futuro. En rigor una bobería: no hay condición humana capaz de tal hazaña. Aun con todo este entramado no es capaz de resolver la dicotomía esencial de riqueza-pobreza.

En esta disciplina se define el ahorro como "postergación del consumo", bien en lo conceptual. Sin embargo, en lo básico se debe dar que Ingresos > Desembolsos. Es decir, a pesar que todos valoramos las virtudes y beneficios del ahorro, este sólo puede ser materializado por quienes disponen del excedente señalado.

En el mundo real, en todo el globo 4/5 de la población no logran hacer cumplir esta condición. En consecuencia, si bien la economía procura una mejor distribución de la riqueza -en una dimensión filosófica por cierto-, no es menos cierto, entonces, que su idea del ahorro es de utilidad tan sólo para el 1/5 restante.

Antes de todo la economía debe salir de lo filosófico al mundo real, y plantearse modelos de desarrollo con una distribución más humanitaria. Siempre vemos democratizar las pérdidas y concentrar los beneficios, el eterno lado oscuro del hombre. A pesar de todo, somos muchos los que impulsamos una mejor sociedad, aunque los villanos aún tengan un mayor peso específico. ¿Qué cuesta, si un porcentaje despreciable de aporte de las mayores fortunas planetarias podría lograr este propósito?. AC

miércoles, abril 05, 2006

LA SALUD NO ES UNA MERCANCIA


Aristo Cartessi

Como siempre ocurre en la historia, los temas fundamentales se sitúan en el debate o en el silencio en forma alternada. El silencio es conveniente para quienes se benefician. La discusión abre las esperanzas de aquellos que son objeto de injusticias o abusos.

En Chile en estos días se encuentra en el tapete público el asunto del sistema privado de salud y la reciente alza anunciada, de un 2.71% para cinco o seis empresas que representan más de cuatro quintos de la oferta total privada.

Este incremento, la inseguridad del trabajo -informada en varios estudios- y el bajo impacto de las protestas de los más pobres en las decisiones superiores, hace de esta apreciación de los precios un problema social y económico no menor para muchos ciudadanos y una alerta a la recientemente electa mandataria, Michelle Bachelet, para hacer de este hito una oportunidad inmensa de disminuir las inequidades e injusticias.

Lo más trascendente del debate debe situarse, sin temor alguno, en que la salud, en las sociedades modernas, es un derecho y un beneficio de orden humanitario. Es decir, independientemente del rango patrimonial de cada individuo, todos tienen el derecho a acceder a una salud de buena calidad.

La salud tiene un costo, es cierto, pero este no la transforma en una mercancia. El costo es el tamaño del esfuerzo que la sociedad en su conjunto debe asumir. En este orden, los más afortunados deben contribuir para socorrer a quienes no tienen recursos suficientes.

El factor determinante es que tanto autoridades como privados y muchos pensadores del mundo intelectual y académico, tienen el switch del neoliberalismo exacerbado y no lograrán ver que es necesario sembrar enormes cantidades de solidaridad, afecto y humanidad, para lograr una sociedad más justa y en camino de constante perfección. Quién sabe si es mucho pedir.AC